¿Dónde podríamos ir a un curso especial que nos permita fórmulas instantáneas para crear hijos de carácter? Viviendo en la realidad de las tensiones de la vida se hace muy difícil, sin embargo, es nuestra responsabilidad formar en nuestros hijos los principios de la Palabra para que sean hombres o mujeres de carácter. Revisemos algunas cosas prácticas para realizar esta tarea. Tal vez algunas se aplican a su vida y otras no. Pero son tan importantes una como la otra. Veámoslas.
1. Defina los límites antes que éstos se hagan cumplir. El paso más importante en cualquier proceso disciplinario es establecer expectativas y límites razonables de antemano. Los chicos deben saber lo que es y lo que no es un comportamiento aceptable antes que se les haga responsables de esas reglas. Esta condición preliminar eliminará la sensación abrumadora de injusticia que ellos sienten cuando se les castiga por sus accidentes, sus errores y sus equivocaciones. Si usted no lo ha definido, ¡no lo haga cumplir!
2. Cuando lo desafíen abiertamente, responda con confiada determinación. Una vez que los jóvenes entienden lo que se espera, se les debe hacer responsables de comportarse de acuerdo a ello. Eso suena fácil, pero por lo que hemos visto, la mayoría de los chicos atacarán la autoridad de sus mayores. En un momento de rebeldía, los muchachos/as considerarán los deseos de sus padres y, de manera desafiante, elegirán desobedecer.
Al igual que un general del ejército antes de una batalla, ellos calcularán el riesgo potencial, reunirán sus fuerzas y atacarán al enemigo con rifles de repetición. Cuando esas confrontaciones cara a cara ocurren entre generaciones, es extremadamente importante que la persona adulta use la razón de manera decisiva y confiada. Los chicos han dejado bien claro que están buscando una pelea, ¡y sus padres serían sabios en considerar la forma de enfrentarla sin perder su autoridad!
Nada es más destructivo para el liderazgo en la formación de los hijos que los padres manejen sus vidas de manera separada. Sabemos que un alto porcentaje viven separados o con otra pareja, esta condición les resta autoridad pero no debe ser una razón para que se desintegren durante una batalla. Cuando los padres y las madres pierden esas batallas constantemente, recurriendo a las lágrimas y a los gritos, y usando otras evidencias de frustración, algunos cambios dramáticos ocurren en la forma en que los ven sus hijos. En vez de ser líderes seguros y confiados, se convierten en débiles marionetas, personas indignas de respeto o de lealtad.
3. Distinga entre el desafío deliberado y la irresponsabilidad. A los jóvenes no se les debe dar un castigo por un comportamiento que no es deliberadamente desafiante. Cuando se olvidan de darle de comer al perro, de tender sus camas, o de sacar la basura, cuando dejan el bolsón tirado en la sala, o su bicicleta bajo la lluvia, recuerde que estos comportamientos son típicos de la edad.
Sea gentil al enseñarles a hacerlo mejor. Si no responden a su instrucción paciente, entonces es apropiado administrar algunas consecuencias bien definidas (tal vez tengan que trabajar para pagar por el artículo arruinado, o se les prohibirá usarlo, etc.). Sin embargo, la irresponsabilidad es muy diferente del desafío deliberado y debe manejarse con mayor paciencia.
4. Hábleles con palabras tranquilizadoras y enséñeles a sus hijos después que ha pasado la confrontación. Luego de un momento de conflicto, durante el cual el padre o la madre ha demostrado su derecho a dirigir, tal vez los chicos adolescentes (15 años o mayores) quieran que se les demuestre amor y se les tranquilice. Por favor, ¡abra sus brazos y déjelos venir a ellos! Abrácelos y dígales que los ama. Hágales saber, otra vez, por qué se les castigó y cómo pueden evitar meterse en problemas la próxima vez. Ese momento de comunicación aumenta el amor, la fidelidad y la unidad familiar.
5. Evite las demandas imposibles. Esté absolutamente seguro de que sus hijos son capaces de hacer lo que usted quiere que hagan. No les pida que adquieran un idioma cuando no se les facilita la forma de hacerlo, o que hagan amigos cuando son tímidos en su personalidad, o que hagan un deporte cuando sus cualidades son más pasivas, etc. Estas demandas imposibles ponen a los chicos en un conflicto que no tiene solución: No hay salida. Esa condición causa un daño inevitable al sistema emocional humano.
6. ¡Que el amor sea su guía! Una relación que se caracteriza por el auténtico amor y el afecto es muy probable que sea una relación saludable, aún cuando algunos errores en la crianza son inevitables.
7. Conozca de verdad a su hijo: Conozca sin miedo, lo bueno y lo menos bueno. Descubra el mundo de sus hijos, ese mundo que ha dejado de ver por estar pendiente de su propia condición. Valore lo bueno, esto es más que reconocer sus esfuerzos, es estimar lo realmente especial que su hijo es. No sea tan dramático, aprenda a disfrutar de la vida juvenil y de sus aspectos interesantes.
8. Utilice el Sentido Común: Lo primero es lo primero, no le de importancia a cosas que no deben robarle la paz y la calma en casa. Utilice su sentido común con mayor prestancia y será mejor la relación y formación. Usted y yo debemos saber una verdad en el mundo de los muchachos, lo que es raro, es raro. Muéstrele que usted lo acepta como es, (siempre y cuando su faceta rara, no esté en contra de los principios bíblicos). Recuérdele a su hijo que el que mucho abarca poco aprieta, que vivan su vida con calma y en calma. La vida es muy corta para desperdiciarla en un fin de semana.
Conclusión: Le animo a utilizar la afirmación como un recurso valioso en la formación de sus hijos. El mundo esta viviendo bajo un régimen de violencia muy pesado. En nuestros hogares las palabras deben ser medidas y dichas con mucha sabídura y afirmación. Frases como:"Estoy orgulloso de ti" "Puedes acudir a mí para todo lo que te haga falta; siempre estaré aquí para escucharte" "Quiero comprenderte" "Confío en ti" "Te quiero" deberían escucharse más a menudo en casa. Que Dios les bendiga.
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