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¡Mamá o Papá! ¿Quién eres?


Andrés y Lupe se encontraron en el centro comercial después de muchos años de no verse: "Hola Andrés,  que alegría me da verte de nuevo. ¿Dónde has estado todos estos años?”.  “Bueno por allí estudiando y sacando la carrera”.  “Es increíble dijo Lupe, no te veía desde cuarto grado,  ¿Verdad?”.  “Creo que sí”.   -La plática era un muy agradable, hasta que Andrés preguntó: “Cuéntame Lupe: ¿Cómo están tus padres?”.  El semblante de Lupe cambió de inmediato y sus palabras fueron muy toscas.  “Ni los menciones, cada día están peor. Ya ni sé quienes son. Pero sabes qué, hablemos de temas más agradables.  Y así siguió la charla de los amigos. 

¿Por qué muchos hijos llegan al límite de estos amigos? y más allá.  ¿Qué lleva a los jovencitos a tener tantas tensiones y sismas con sus padres?.  Es muy claro que muchos padres están empezando a sufrir las consecuencias de su proceder.  ¿Proceder?.  Tal vez debemos responder la pregunta que me hizo una mamá en una conferencia similar a esta: ¿Qué estoy haciendo mal?,  ¿Todavía puedo corregir?  Tiernamente la vi a los ojos y confiando en la Palabra de Dios, supe que siempre podemos encontrar el camino correcto.  El arte de ser un padre inicia al conocer que clase de padre soy:  Revisemos algunos perfiles y tratemos de identificarnos con uno.

•   Autoritarios: los padres autoritarios temen perder el control de la situación.  Utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar a sus hijos a hacer algo. Tienen muy en poco las necesidades de su chico (en especial sus necesidades afectivas y espirituales).    Transmiten el mensaje de que los padres no están interesados en lo que el hijo sienta o tenga que decir. Se erigen en la autoridad por la fuerza.

•   Culposos: Los padres que hacen sentir culpa, interesados (consciente o inconscientemente) en que su hijo sepa que ellos son más listos y con más experiencia.   Estos padres utilizan el lenguaje en negativo, desvalorizando las acciones o las actitudes de sus hijos. Comentarios del tipo "no corras, que te caerás", "ves, ya te lo decía yo, que ese amiguito  no era de fiar”, “Yo te lo dije, si no escuchaste no es mi culpa, ya estas grandecito”, o "Hasta cuándo te voy a decir que eres un desordenado incorregible". Son frases aparentemente neutras que todos los padres usamos alguna vez.  El problema es que sean tan habituales que desmerezcan los esfuerzos de aprendizaje de nuestro hijo y le conviertan en una persona dubitativa e insegura.

•   Sermoneadores: La palabra más usada por los padres que dan conferencias, en casi todas las situaciones es: “deberías”. Son las típicas respuestas que pretenden enseñar al hijo en base a nuestra propia experiencia, poniendo en poco su caminar diario y sus caídas. "Deberías estar contento, la fiesta de cumpleaños ha sido un éxito" o "deberías saber que tu profesor sólo quiere lo mejor para ti". “deberías darte cuenta de lo duro que es pagar tus estudios”, o “deberías darte cuenta que tu única responsabilidad es estudiar”.  Así estamos dejando de escuchar y de interesarnos por lo que realmente los chicos  está sintiendo o pensando. Después de respuestas de este tipo, nuestro hijo dará media vuelta y probablemente pensará: "ya está otra vez diciéndome lo que tengo que hacer, ¡siempre lo mismo! ¡Qué pereza!". 

•   Despreocupados: Para los padres que quitan importancia a las cosas, es fácil caer en el hábito de restar importancia a los problemas de sus hijos. Sobre todo, si realmente pensamos que sus problemas son poca cosa en comparación a los nuestros. Comentarios del tipo "¡bah, no te preocupes, seguro que mañana vuelven a ser amigas!", "no será para tanto, seguro que pasas, llevas preparándote toda la semana" pretenden tranquilizar inmediatamente a un niño o a un joven en medio de un conflicto. Pero el resultado es un rechazo casi inmediato hacia el adulto que se percibe como poco o nada receptivo a escuchar. Con este tipo de respuestas sólo lograremos alejar a nuestro hijo de nosotros y comunicarle que no nos interesan ni sus problemas ni sus sentimientos, o que los consideramos de poca importancia, opinión de la que los chicos con facilidad concluyen:  "yo tampoco les intereso".  Este tipo de padre pasa absolutamente imperceptible en todo.  Nunca le vemos por el colegio, nunca se preocupa de las relaciones de sus hijos,  en casa siempre esta viendo tele o en el Internet, es el padre que siempre esta haciendo horas extras que no necesita.  Es el padre que le deja total responsabilidad y decisión a la esposa y/o a otras personas.  Se podría llamar también el padre invisible.


Frente a estas actitudes, proponemos la comunicación abierta, basada en la capacidad de escuchar activamente. Escuchar activamente es algo más que percibir con nuestros oídos las palabras que nos envía la persona con la que estamos hablando. Supone estar dispuesto a captar los sentimientos de los hijos, la profundidad con que le ha afectado el problema y la necesidad, manifiesta o no, de hablar de cómo se siente. Y también supone, respetar y aceptar al chico tal y como es, sin etiquetarlo ni rechazarlo por lo que siente o por lo que hace. (eres un: perezoso, haragán, inútil, dejado, coqueta, irresponsable, etc.). Para comunicarnos de manera efectiva con nuestros hijos es necesario que aceptemos lo que son y lo que sienten.  De esta manera podrán aceptar que no estemos de acuerdo con lo que hacen y serán capaces de confiar en nosotros haciéndonos partícipes de sus pensamientos y de sus sentimientos. Otra de las grandes ventajas que tenemos al mantener una comunicación abierta, es la disminución de los conflictos habituales con los hijos.

Escuchar es un arte que implica en la misma proporción a la razón y al corazón. Descuidar uno desnivelará la balanza y perderemos el equilibrio necesario entre la corrección y la ternura, o entre la educación y el amor. Escuchar ha de implicarnos totalmente. Cuando nuestro hijo se acerca lloroso, apesadumbrado, disgustado, dolido o desengañado, escuchemos no sólo las palabras, sino empaticemos (tener empatía) con él y miremos sus ojos, su corazón, sus sentimientos y emociones más profundas y sintámonos seres privilegiados al poder estar a su lado y ser  nosotros con quien comparte sus ansias y desvelos, y démosle entonces las palabras de aliento y el abrazo necesario que les lleve a poder VIVIR Y APRENDER como seres autónomos y emocionalmente estables.

Conclusión:  ALGUNOS RETOS IMPORTANTES PARA PADRES DE JOVENES

1-     No es suficiente con proveer económicamente y llenar todas las necesidades del hogar.

2-     Los hijos, en especial en la etapa juvenil, siguen siendo nuestros; no son extraños que vemos el fin de semana.

3-     No basta solo calidad de tiempo, hay que dar cantidad de tiempo.

4-     Ser padre es una tarea de toda la vida.

5-     Los hijos solo estarán en casa unos años,  no los desperdicies.

6-     Mañana no existe en las muestras de verdadero amor.  Si no lo haces hoy, no lo harás nunca.

7-     Los pequeños detalles son INVALORABLES, para nuestros chicos.

8-     La relación de pareja es el fundamento de la estabilidad en el hogar.

9-     Escuchar e interpretar los mensajes de los chicos es nuestra responsabilidad.

10-  No les tengas miedo, siempre serán tus hijos.


Lic. Maynor Salguero

Ministerio Llamados a Servir
Unidad Formativa para Padres IEAL 

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