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Viaje al centro del corazón - 2


Dicen los expertos escaladores que los mejores momentos para hacer el ascenso a una montaña es temprano en la mañana.  Los mejores escaladores preparan su recorrido y hacen uso de estas horas de forma muy adecuada y con gran éxito.   Nunca es fácil para ellos alcanzar la cima.  Pero con toda certeza alcanzarán a lograrlo.  Sin embargo, los mejores escaladores saben que el viaje se hace muchas veces muy tempestuoso y peligroso.  Todos esperan un buen día para la etapa final.  Todos usan lo mejor de sus habilidades para conquistarla.  Pero sin errar, todos ellos saben la importancia de enfrentar este viaje con una estrategia y usando toda su experiencia y sabiduría.  De la misma manera que ellos, nosotros en este viaje al centro del corazón de nuestros hijos, en este viaje de conquistarlos, tenemos tormentas y enfrentamos situaciones que exigirán lo mejor de nosotros, lo mejor de nuestra experiencia, lo mejor de nuestra dedicación, lo mejor de nuestro amor.  ¿Cómo podemos enfrentar este viaje tan bello a favor de nuestros hijos aún cuando a veces sea tempestuoso? 

1-    Utilicemos con sabiduría el tiempo que aún tenemos.

Aunque nuestros pequeños ya son más grandes en estatura que nosotros; aunque nuestros pequeños ya son tan independientes y llenos de sueños para la vida; aunque nuestras pequeñas ya se maquillan y hasta tienen novio; aunque las nieves del tiempo nos muestran la verdad del paso de los años,  debemos reconocer una gran verdad el día de hoy: Aún hay tiempo para completar este viaje.  Aún tenemos la oportunidad de hacer algo a favor de la vida de nuestros hijos.  Aún nuestras decisiones en este momento de la vida van a hacer la diferencia en sus vidas.  Muchos padres abandonan la formación de sus hijos pensando que ya están grandecitos para seguir adelante, olvidando que aún necesitan tanto de nuestro consejo sabio para tomar su rumbo de vida.  ¿Qué carrera voy a seguir? ¿Me conviene tener estos amigos? ¿Es tiempo para tener novio? ¿Debo trabajar? y otras tantas preguntas que los acompañan y los retan a decidir.  ¡Qué hermoso cuando papá y mamá están allí para tenderles la mano en esta etapa tan trascendental!  Por ello les animo a intentar algunos de estos consejos.

a)     Invierta más tiempo en platicar y edificar que en discutir y destruir.

b)    Disfrute de la independencia de sus hijos.

c)     Mantenga abierta la puerta del diálogo, aún bajo presión.

d)    Demuestre cuanto confía en sus hijos al ceder el control a ellos.

e)     Muestre que esta interesado en su formación al ayudarles a independizarse bajo su compañía. (enséñeles a manejar el carro, a tener una tarjeta de crédito, a ahorrar su dinero, a manejar el negocio, a escoger su pareja sentimental, etc.)

 

2-    Utilicemos con sabiduría la juventud de nuestros hijos (apenas es el amanecer en sus vidas).

Con toda certeza ustedes como yo estamos seguros que nuestros hijos tienen aún mucho que aprender de la vida.  Incluso seguimos usando los diminutivos de ellos: Gustavito, Alejandrita, Andresito, etc.  Para nosotros ellos siempre serán nuestros chiquitos,  es más, sufrimos al ver que ya no son los pequeños que corrían por la casa o jugaban con sus muñecas.  Por el contrario, nuestros hijos se consideran lo suficientemente grandes para tomar sus vidas en sus manos.  En muchos casos les molestan los diminutivos y esperan que podamos tratarlos más como adultos que como niños.  Y no les gusta que los abracemos,  mucho menos que los tomemos de la mano o le demos un beso.  Se resisten a que les demos órdenes de niños tales como: “Váyase a dormir ya”, “Ordene ese desastre”, “Se va a bañar ahora mismo”, “salude mijo”, etc.  Es una realidad que no se puede esconder.  Sin embargo, si debo decir sin ánimo de equivocarme, que nuestros hijos apenas están en el amanecer de sus vidas. Algunos de ellos no pueden volar aún, algunos de ellos siguen tan dependientes de nosotros; y no sólo de lo material.  Algunos de ellos necesitan aún entender la ferocidad de la vida y como enfrentarla.  Así que  su tamaño no determina su sabiduría o su capacidad de vivir.  Ante esta realidad se vuelve tan importante utilizar con sabiduría la juventud e inexperiencia que tienen para fundamentar en sus vidas los principios que establecimos en su niñez.  Para ello podemos intentar lo siguiente. 

a)     Confíe mucho más en su hijo y déjelo crecer. Su hijo necesita equivocarse para aprender. Rasparse para hacer cicatriz, llorar para aprender a amar, perder para valorar la lucha, esto y mucho más sólo lo da la vida misma.  Vida que usted no puede vivir por él.

b)    Defienda a su hijo del mal.  Mil y una formas de perder a su  hijo llegarán, amigos, música, moda, medios de comunicación, etc. Un “NO HAGAS ESO”  no le dará resultados, mejor acompáñelo en el proceso de seleccionar lo sano, sabio, correcto, virtuoso y prudente.  Usted no puede hacerlo por él, pero su presencia y consejo le serán de gran ayuda.  Recuerde que es su padre o madre, y también su co-peregrino  en la vida.

c)     Establezca virtudes que germinen en la vida: Enséñele a practicar, hoy que todavía esta junto a usted, la abnegación, la autodisciplina, la diligencia, el compromiso, la constancia, el esfuerzo, pero sobre todo el temor a Dios.

¡Vaya que el viaje muchas veces ha sido tumultuoso! Pero estoy seguro que la felicidad que le ha producido conquistar su corazón es invaluable.  


Lic. Maynor Salguero

Ministerio Llamados a Servir

Unidad Formativa para Padres IEAL

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