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Viaje al centro del corazón - 1



Los aficionados a conquistar montañas saben lo duro y difícil que es conquistarlas y poner la bandera en la cúspide.  Continuamente las historias de tragedias se repiten, ya que es un reto la aventura.  Encontré esta historia en el Internet que me parece una buena forma de empezar esta serie de tres publicaciones: “Durante varios días se temió lo peor y, finalmente, el trágico final ha llegado. El Himalaya, una de las cordilleras más peligrosas del mundo, se ha cobrado tres nuevas víctimas, entre ellas uno de los escaladores más famosos del momento, el coreano Park Young-Seok, conocido como “Mister Everest” por sus increíbles ascensiones al techo del mundo.   Desapareció hace 14 días junto a otros dos compatriotas mientras escalaban la cara sur del Annapurna (8.091 metros), donde la cordada de alpinistas asiáticos intentaba abrir una nueva ruta de subida desde el pasado mes de septiembre. Los alpinistas pudieron haber caído en una grieta de grandes dimensiones tras sufrir una avalancha”. (http://www.libertaddigital.com/deportes)

¡Qué riesgo para todo aventurero!  Pero su reto es apenas un estímulo frente a la hermosa experiencia de conquistar la montaña.  Al igual que ellos, nosotros los padres también tenemos un reto frente a nosotros.  Conquistar el corazón de nuestros hijos.  Temo que para algunos esta aventura esté resultando un verdadero reto.  Temo que algunos no saben como realizar esta conquista, o temo más aún que algunos ya sufrieron accidentes que les han dañado su relación.  Probablemente una de las dificultades más grandes en esta aventura es precisamente las diferencias que existen entre padres e hijos.    Son precisamente nuestras diferencias las que nos pueden ayudar a conquistar o nos pueden llevar a fracasar en esta tarea.  Somos dos generaciones que difieren y necesitan conocerse para ser felices.

Un vistazo a nuestra generación: Padres Jóvenes (resumen escrito por un papá) 

  • Se nos denomina también “Generación partida” por la inestabilidad familiar y los altos índices de problemas de pareja, separaciones y divorcios.
  • Muchas mamás trabajaban y por ello, nunca se han criado tantos niños en las guarderías o con los abuelos o empleadas como en esta época.
  • Somos independientes, individualistas, antiautoritarios e informales. Así nos creó la generación anterior, la de nuestros padres.
  • Nuestro estilo de crianza se puede definir como altamente involucrado. Para compensar el tiempo que pasamos solos y desatendidos en nuestra niñez, optamos por ser omnipresentes en la vida de nuestros hijos.
  • Nos distinguimos por participar cada vez más en la crianza de los hijos, aunque no de la mejor manera. Mientras que nuestros papás no se enteraron de lo que pasaba en el colegio y los maestros no se enteraron de lo que pasaba en nuestra casa; nosotros nos involucramos en actividades escolaresconocemos a los maestros y si algo no nos parece exigimos cambios.
  • No confiamos en instituciones, sabemos siempre cuál es la mejor solución y nos sentimos responsables por el éxito de nuestros chicos. En consecuencia, supervisamos casi todo, en las tardes hay clases de natación, gimnasia o lo que sea. Pagamos lecciones de refuerzo para prevenir problemas escolares, aunque muchas veces no funcionan.
  • No queremos que ellos pierdan una oportunidad, porque nuestros hijos lo deben tener todo. Estamos haciendo por ellos lo que nadie hizo por nosotros, esperando poder sanar nuestras propias heridas a través de ellos.

Un vistazo a la generación de nuestros hijos: Yo soy generación Mosaico:

  • He nacido en la época de mayores cambios importantes en la historia, desde que se jugaba en las calles con juguetes fabricados de lo que se tenía, jugando con tierra, de muchos amigos en la cuadra, hasta el uso de la computadora o los videojuegos.
  • Conocí los pañales desechables y no los de tela de perdiz o manta.  Ya no tuve la dicha de conocer la época de los productos que no eran desechables, en donde todo tenía arreglo y las cosas duraban años, tanto así que hasta la ropa era heredada entre hermanos, primos, o algún otro familiar.  Yo tengo la mía y de marca.
  • Soy altamente optimista, constantemente estoy buscando el bienestar común, una generación llena de valores, busca felicidad en el hoy.
  • Para mi la vida no está hecha sólo para trabajar, (como mi papá), sino que también me interesa mantener relaciones sanas con mi familia y amigos, aunque con mis padres ha sido muy difícil.
  • La búsqueda de la eficiencia es primordial, ahora interesa lograr los resultados en el menor tiempo posible, optimizar el tiempo y dedicarlo a otras actividades.
  • Estoy tan adaptados a la tecnología que hasta los más complejos trabajos los puedo realizar utilizando los medios de comunicación, a menudo sin moverme de mi casa.
  • He aprendido a vivir con objetivos claros, busco cosas agradables y trato de hacer lo que esté acorde a mis aptitudes. Busco de manera natural el respeto por el otro, por ello me molesta que mis padres me ignoren y siempre piensen en ellos.
  • Tengo una necesidad natural de participar y que mis padres me den un espacio para expresarme, por ello me gusta que de vez en cuando me digan que no y me expliquen por qué. 

Importante:  Son las diferencias lo que precisamente debe facilitar el viaje de la vida.  Y son estas diferencias las que están complicando la conquista. Por ello permitan que haga estos retos para nuestros hogares:

  1. Atrévase a ser diferente – No tengan miedo.
  2. Atrévase a usar lo mejor de su generación: lo que me formó
  3. Conozca lo mejor de la generación de su hijo: lo que lo hace ser como es
  4. Siga luchando, ya que está prohibido rendirse.
  5. El camino a la cima del corazón de su hijo/a pasa por su propio corazón.

La conquista es todo un reto, pero estoy seguro que lo podremos hacer,  gracias por intentarlo y lanzarse en esta aventura de la vida. 


Lic. Maynor Salguero

Ministerio Llamados a Servir
Unidad Formativa para Padres IEAL

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