Introducción: Las invitaciones a piñatas ya hace mucho que no
llegan. Las visitas al los juegos de niños parecen tan lejanas.
Comprar juguetes de McDonald´s ya no lo hacemos. Realmente ha cambiado mucho
nuestra relación familiar. Ahora tenemos peticiones para ir al cine con
los amigos, peticiones para tener novio/a oficial, música que no entendemos y
menos compartimos. El mundo juvenil ha invadido los rincones de la casa y
en breve, llegará el silencio del nido vacío. Sin embargo, antes
que lleguen los años que algunos padres llaman “La época del añoro”
- Añoro jugar con mis hijos, añoro salir juntos a
pasear, añoro volver a jugar con sus carritos, añoro su
niñez. Es preciso hacer dos ajustes importantes a nuestro rol de
padres, como se hacen ajustes a un traje para que nos quede bien. Dos
ajustes que dejarán una puerta a abierta para toda la vida. Si alguno de
ustedes me pregunta por qué son tan importantes estos dos últimos conceptos, es
sencillo; nos acompañarán en los años por venir y estarán continuamente alimentando
nuestro tanque de amor. Estos son: Brazos fuertes y corazón
sensible. Reflexionemos sobre el primero.
BRAZOS FUERTES
La reflexión
Una verdad podemos decir sobre abrazos fuertes. Ya no son tan frecuentes como antes, si es que los hubo. Los hijos en la etapa de la juventud, están cada vez más lejanos y resistentes al contacto físico, aunque lo desean. La ausencia de afecto y abrazos es tan alta que muchas jovencitas terminan entregando su preciada vida y la integridad de su virginidad precisamente por esa falta de afecto y contacto físico. Es increíble como daña al corazón y la vida la ausencia de un abrazo fuerte y lleno de amor de un padre a sus hijos, en especial de sus hijos jóvenes. Vivimos en una sociedad con muy poco afecto y muy lejana al contacto físico. Las muestras de cariño se hacen cada vez más necesarias para nuestros hijos. Los más grandes conflictos en la vida y en los hogares nacen precisamente de padres e hijos que no dan muestras de afecto. Apenas un toque de manos o una palmada en la espalda. Sin embargo, la necesidad de hacer ajustes a nuestro traje para volver al contacto físico es importante para el futuro de nuestra relación con nuestros chicos casi adultos. ¿A dónde se esfumó la espontaneidad que mantenían a los 5 y 6 años, cuando podías tomarlos por sorpresa y estrecharlos entre tus brazos mientras les hacías sonreír repleto de besos, caricias, y cosquillas? ¿A dónde se fue ese momento de un abrazo familiar sin sentimientos de vergüenza con beso incluido? ¿Por qué desapareció? ¿Cuándo dejamos de tener contacto físico? Debo preguntar hoy: ¿Le es fácil o difícil abrazar ahora a sus hijos, cuando son más grandes que usted? Probablemente para algunos no lo será, pero la estadística dice que la gran mayoría ya no lo hace. Es aquí que nuestras relaciones se vuelven tan frías, secas y lejanas.
La acción
Tal vez usted al igual que muchos padres pensará que esto es normal. Déjeme decirle que NO. Al contrario no debería de parecer normal. En mucho esto sucede porque repetimos los patrones que nuestros padres crearon. Otras veces porque desconocemos como actuar frente a esta nueva relación con hijos mayores. Y en una gran medida porque culturalmente hemos sido enseñados a actuar de formas estereotipadas, tales como: “Los hombres no besan hombres”, “Las mujeres deben comportarse como tales y dejar ya sus niñerías”, etc. ¿Qué podemos hacer? Bueno aquí hay algunas ideas:
1- Sea vulnerable: Rompa el paradigma
2- Inicie con palabras: ellos no se van a resistir.
3- Aproveche los momentos: Alegrías (ganó), tristezas (perdió), sufrimientos (le hicieron algo), enfermedad (lo necesitan), victorias (logró su meta), etc.
4- Forme un hábito: Nunca es tarde para empezar a abrazar.
5- No tema: sus hijos y ustedes lo necesitan y lo disfrutarán.
CORAZÓN SENSIBLE
La reflexión y Acción
Tal vez para algunos padres el proceso de abrazo fuerte será muy difícil por las diversas situaciones por las que le ha pasado vivir y por los momentos tensos que en su vida familiar le acompañan. Sin embargo el segundo ajuste a su traje no tiene ninguna excusa para no realizarse. Al contrario será un bálsamo en medio de la necesidad sentida precisamente de amor y cariño. Que intentamos decir al usar el término corazón sensible. Bueno es sencillo: “Es la capacidad de amar absolutamente , sin condiciones y con profundidad a nuestros hijos”. A ningún padre le agrada que le señalen aquello que le avergüenza, aunque debemos mencionarlo. Hoy día tenemos una ausencia de genuino amor. Tenemos palabras: “Te amo”, “Te quiero”; pero las acciones y el proceder muestran un concepto tan diferente. Por ejemplo:
Decimos que les amamos:
1- Pero somos egoístas pensando sólo en nuestras necesidades y felicidad.
2- Pero sólo les damos cosas sin darnos nosotros.
3- Pero intencionalmente nos alejamos.
4- Pero somos un ejemplo muy débil de padres.
5- Pero no medimos nuestras acciones y sus repercusiones: (separación y nueva familia, reproche por gastar en ellos, trabajos que nos alejan – (incluye ministerio), negocios que nos separan, idas a USA sin responsabilidad, etc.
Pero decimos que les amamos.No quiero hacerle sentir mal pero es mi deber mostrarle el ajuste, para que el traje ajuste bien. El mejor ejemplo de corazón sensible es por supuesto el modelo de Dios, cuando leo en: Juan 3:16. Entonces sólo me queda reflexionar sobre algunas ideas importantes.
1- No condicione su amor. (ámelo porque es su hijo, pase lo que pase)
2- No espere sentir el amor, simplemente ame.
3- No espere que le retornen amor, simplemente delo.
4- Sacrifique su deseos, la recompensa será para toda la vida.
5- Aproveche los momentos de oro (la oportunidad de amar llega sin previo aviso)
Conclusión
Que Dios les ayude en el devenir del tiempo y la vida a disfrutar de esta relación. Recuerden, los hijos son temporales y algunos de ellos ya están tan cerca de salir de casa. No deje ir la oportunidad de vivir estos años, meses o semanas de la forma más intensa y bella que sus hijos se merecen.
Lic. Maynor Salguero
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